Posada del Buen Samaritano

 

Bajando de Jerusalén a Jericó, una vez que se pasa Betfagé y Betania, se entra en el corazón del desierto de Judea, aún se ven a lo largo de todo el recorrido, detrás de una colina o en la ladera de un barranco, tiendas de beduinos con su ganado.

El desierto de Judea es muy accidentado. Junto a las altas colinas hay casi siempre profundos wadis o torrentes de difícil acceso, llenos de madrigueras donde se ocultan bestias y alimañas nocturnas, y de cuevas que sirvieron en otro tiempo de guaridas a bandidos y salteadores, como los de la Parábola del Buen Samaritano. En este desierto se organizaron también varios intentos de sublevación contra la dominación romana en los dos primeros siglos de nuestra era.

En el km. 11 se alcanza el fondo del valle. Antes, a la derecha, en lo alto de la colina está el asentamiento judío Ma'ale Adumim, fundado en 1976. Dentro del poblado se descubrieron los restos de un monasterio bizantino.

Por el fondo del valle la nueva carretera se une a la antigua. Por aquí pasaba la calzada romana que unía Jericó con Jerusalén.

Ocho kilómetros más adelante, al final de la única subida que hay bajando a Jericó, está el monte Adumim (Ma'aleh Adumim, que significa «tierra roja»), límite también entre las tribus de Judá y Benjamín. A la izquierda aún quedan restos de una fortaleza cruzada, y a la derecha está el Khan Hatrur, reconstruido en el siglo pasado sobre restos bizantinos o cruzados, como testimoniaban hasta no hace mucho fragmentos de mosaico en el suelo. La guerra de 1918 lo dejó medio en ruinas. Vulgarmente es conocido como « La Posada del Buen Samaritano», aludiendo a la parábola evangélica:
«Y ¿quién es mi prójimo? preguntó a jesús un maestro de la Ley- Jesús le dijo: Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de salteadores, que le despojaron y le golpearon dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por el mismo camino un sacerdote, quien al verle dio un rodeo y pasó de largo. Igualmente pasó por allí un levita, y al verle dio un rodeo pasando de largo. Pero un samaritano que iba de camino se acercó a él, y viéndole se apiadó de él. Se acercó y vendó sus heridas después de echarles aceite y vino, y colocándole en su propia cabalgadura le llevó a la posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero, y le dijo: Cuídale, y si gastares de más, te lo pagaré a mi vuelta. ¿Quién de los tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores? El dijo: el que tuvo misericordia de él. Díjole Jesús: Anda y haz tú lo mismo» (Le 10, 29-37).

No hay información que lo corrobore, pero lo que entra dentro de lo probable es que Jesús, al contar esta parábola, y sabedor de la existencia de los robos en esta zona, explicara la misma apoyándose en situaciones que se daban, la posada es también muy probable de su existencia en esa zona, pues es en los cruces de caminos donde tradicionalmente se situaban las mismas. Es en esa zona donde se encuentra el cruce del camino que bajaba de Jerusalén a Jericó, y que se bifurcaba con otro que conducía al mar Muerto. La existencia de restos Bizantinos puede ser un apoyo a esta teoría.

A partir del km. 21 la carretera moderna se aparta de nuevo del trazado antiguo, la nueva baja directamente al valle el Jordán, y la antigua, que es por la que pasaba Jesús, para bajar a Jericó, pasa por el Monasterio de san Jorge de Coziba, situado en el Wadi el-Qelt, se puede ir por él a Jericó en vehículo o andando. para seguir está segunda opción, hay que contar con una mañana entera. Lo más cómodo para ello es montarse en el autobús árabe que va desde Jerusalén hasta Jericó, y bajarse en este cruce, pues el autobús seguirá por la carretera moderna. 

Hay tres puntos recomendable para iniciar la marcha por Wadi e-Qult hasta Jericó, El primero y más largo se iniciaría 3 km. antes; es decir, bajándose en el km. 18 desde Jerusalén y tomando el camino asfaltado que sale en dirección norte hasta la fuente llamada Ein Fawar, a 4 km. de la carretera, para continuar luego por Wadi el-Qelt. El segundo, a partir del punto en que estamos, km. 21. En la primera collada hay un pequeño camino que baja hasta el fondo del Wadi. También puede hacerse por las crestas y atajos, a la izquierda de la carretera, sin bajar al torrente. Y la tercera, finalmente, desde la bajada al monasterio de San Jorge de Coziba, que está algunos kilómetros más abajo, siguiendo la carretera antigua, para continuar después por el sendero de la ladera opuesta del Wadi. Aquí pensaremos en esta última opción. Como punto de referencia, téngase en cuenta que desde el comienzo de la desviación del camino antiguo hasta Jericó hay 10 km.

En cualquier opción que se tome es aconsejable no pasar de largo sin ver el monasterio de Coziba; aunque sólo sea de lejos, vale la pena.

Después de hacer un trecho del camino antiguo, se verá a la izquierda una cruz negra de madera en lo alto de un montículo. Merece la pena llegar hasta la cruz. La vista del paisaje con el monasterio compensa la fatiga. Es una estampa inesperada en estos parajes, e inolvidable. Desde este punto puede verse en la ladera opuesta el cauce de agua de la fuente Ein Fawar, que viene de algunos kilómetros más arriba. Abajo, en el torrente, se conserva parte del acueducto construido por Herodes para pasar el agua a esta parte sur del Wadi.

Si se quiere visitar el monasterio, es preciso volver al camino y continuar bajando hasta encontrar el descenso. No está ya lejos y se le ve fácilmente a la izquierda.

Monasterio de San Jorge de Coziba sobre el Wadi el-Qelt Juan Pedro García Los Santos, por Wadi el-Qelt,  año 2005