LA IGLESIA MEDIEVAL
Plan of the churches
Plano de las iglesias: en verde la iglesia cruzada
Después de varios siglos de oscuridad sobre la presencia de una iglesia en el lugar de la Oración, los primeros testimonios del siglo XII, en concreto los del anglosajón Saewulf (1102-1103) y del abad ruso Daniel (1106-1107), citan un “oratorio” o “un pequeño santuario al cual un documento anónimo (1108) denomina del Salvador. La fecha de su construcción se desconoce. Puede pensarse en el período de tolerancia que los cristianos de Palestina conocieron al final del reinado del califa el-Hâkim, muerto en 1021, y bajo el de sus sucesores.
Este oratorio, del cual habla todavía un anónimo latino de los años 1130-1150, debío de reemplazarse por una “nueva iglesia”, mencionada en los relatos de los peregrinos Juan de Würzburg (1165) y Teodorico). (1172). Esa iglesia sirvió de centro espiritual a la cofradía de beneficencia, creada para recoger donativos a favor del hospital de Nuestra Señora de Josafat, anexo a la abadía de la tumba de la Virgen. Entre otras obligaciones, los estatutos de la fundación obligaban a los monjes de la abadía a cantar cada semana, en la iglesia de San Salvador, una misa por los cofrades y bienhechores vivos, y otra por los difuntos.
Después de la conquista de Jerusalén por Saladino (1187), los testimonios, una vez más, carecen de unanimidad. Si el relato de un testigo, llamado ocular, identificado con un abad inglés, cita la iglesia de San Salvador entre los edificios sagrados destruidos, testigos posteriores mencionan de nuevo una iglesia hasta el 1323. Puestos en duda por los estudiosos, estos testimonios se han visto confirmados, según parece, por las excavaciones, que han descubierto precisamente dos tipos de pilastras.
No obstante, ya antes del 1350, la iglesia estaba en ruina. En el 1461, el Obispo de Saintes, Luis de Rochechouart, ve un simple muro, del cual no quedaba, en el 1644, más que un montón de piedras.
Es de esta iglesia de los cruzados probablemente restaurada por los cristianos palestinos, que por un azar se descubrió, en el 1891, un ábside y restos de mosaico, y que los franciscanos emprendieron las excavaciones en el 1909. Una parte de sus ruinas son visibles, hoy día, al sur de la nueva iglesia.
medieval frescoes
La cara de un ángel
restos de los frescos medievales en Getsemaní
EL EDIFICIO

La iglesia medieval estaba construida con una orientación un poco distinta a aquella de la iglesia bizantina y presentaba unas dimensiones más amplias.
Sus muros tenían 2,35m de espesor. El del sur se encontraba reforzado por un banco de mampostería, mientras que las hiladas inferiores de la fachada presentaban una elevación, sin duda, motivada por el declive del terreno. El muro se componía de grandes bloques, de piedras talladas y de materiales bizantinos de relleno.
La iglesia estaba dividida en tres naves, con dos filas de pilastras cuadradas, que fueron sustituidas, cuando la restauración, por enormes columnas octogonales.
Como la iglesia bizantina, el edificio medieval terminaba al este con tres ábsides semicirculares, si bien el muro exterior del ábside central era poligonal.
Capiteles de la iglesia bizantina
EL PRESBYTERIUM

Formado por una plataforma natural de 63 cm de altura, el presbyterium se alargaba hasta dentro de la nave central. Estaba rodeado de un pequeño muro y unido con las naves por una gran escalera central y dos pequeñas escaleras laterales. En el centro del presbyterium, un saliente rocoso, de 75 cm de largo por
60 cm de ancho, sobresalía 10 cm sobre el pavimento. Otra elevación rocosa ha sido advertida en el ábside norte; en cuanto al ábside del sur, se caracterizaba por la presencia de roca labrada en
curvas irregulares y por una cavidad de 1,20 m por 1,05 m.
Estas particularidades recuerdan inmediatamente las narraciones de los peregrinos, que se alegraban mencionando las piedras visibles de la iglesia medieval: así Juan de Würzburg, cuando habla de las “tres piedras no labradas, como pequeñas rocas, sobre las cuales Jesús, se dice se habría arrodillado y orado tres veces”, y que eran objeto de veneración por los fieles. Según algunos, la cavidad del ábside meridional pasa por la colocación de la tercera piedra, quizás robada por los peregrinos, como ejemplo de los que habían tallado y pulido las otras dos piedras para llevarse trozos como recuerdos.

EL PAVIMENTO

El pavimento rescatado en las excavaciones se componía de piedras variadas, de trozos de mármol y gruesas teselas de mosaico. Parece como si la iglesia de los cruzados hubiera sido pavimentada con losas, de las cuales una parte se reemplazó por toscos mosaicos.

LA DECORACIÓN DE LOS MUROS
De la decoración medieval ha sido hallada una pintura sobre un bloque de piedra, donde son visibles una cabeza de Angel y parte de una aureola crucífera, adornada con gemas (Fig. 15). Tenida normalmente como la escena de la Agonía con el Angel (Lc 22,43), esta figura podría ser también un Cristo en Majestad, que decoraría el arco triunfal del ábside, así es como lo sugiere el P. Bagatti. El motivo iconográfico de la Majestad presenta al Cristo del juicio final, sentado sobre un trono, entre los símbolos de los evangelistas, aquí el hombre alado de S. Mateo. Otro posible motivo sería el Cristo triunfante entre cuatro Angeles, como en Santa María la Mayor (Roma). La pintura, hoy día, se conserva en el museo del Studium Biblicum de la Flagelación, en Jerusalén.

RECUERDOS ANEXOS
En el sitio de la Agonía de Jesús se han añadido, en el transcurso de los siglos, dos recuerdos que no merecen más que una mención por la atención y la devoción mostradas por los antiguos peregrinos y los cristianos locales.
El presbiterio de la iglesia de la Agonía está construido sobre una masa rocosa; que, en otro tiempo debió separar al este el huerto de los Olivos. Su parte oriental, situada fuera de la iglesia, está identificada por una tradición, que no se remonta más que al siglo XIV, con la roca al pie de la cual, Pedro, Santiago y Juan habrían dormido durante la Agonía de su Maestro.
Al sur de esta “roca de los Apóstoles”, hoy día caída en el olvido, los cristianos orientales acudían a retirarse y a venerar la oración y la Agonía de Jesús. A partir del cambio de las localizaciones, de las que ya hemos hablado, los latinos conmemoraban, en ese mismo recinto, la traición de Judas y el arresto. Un trozo de columna de piedra rosada, probable resto de la iglesia bizantina, representaba las dos escenas.
Situada, en otro tiempo, al fondo de un callejón sin salida, la “columna de Judas” se encuentra, hoy día, en un nicho, a la derecha del camino que separa la propiedad franciscana de la iglesia rusa de Santa María Magdalena.