CAFARNAÚN, LA SINAGOGA DEL SIGLO CUARTO

El edificio sinagogal, de notables dimensiones, fue erigido en el centro físico de la pequeña ciudad y estaba rodeado de calles por los cuatro lados. A diferencia de las casas particulares, que se distinguían por sus negras piedras de basalto, la sinagoga fue construida casi enteramente con bloques cuadrados de piedra caliza blanca, traídos de canteras situadas a muchos kilómetros de distancia, y cuyo peso podía alcanzar en algunos casos las cuatro toneladas. Los elementos decorativos (dinteles, comisas, capiteles, etc.) provocan aún hoy el encanto de los visitantes.
No exageraba E. Robinson cuando escribía que "por coste, trabajo y decoración, el edificio supera cuanto hemos visto en Palestina". La sinagoga de Cafarnaún, como afirmaba Albright, sigue siendo todavía "uno de los lugares más dignos de visitarse en toda Palestina".
La parcial restauración de la sinagoga, iniciada por G. Orfali en 1922-1925, y continuada por VC. Corbo desde 1976, ofrece una idea del esplendor original del monumento. En 1984, todos los elementos arquitectónicos fueron reagrupados según criterios tipológicos y funcionales, y cuidadosamente catalogados. Se espera que este trabajo previo suministre bases más sólidas para reconstruir el edificio. De momento ofrecemos al lector la reconstrucción propuesta por Watzinger y Orfali.

La sinagoga se compone de cuatro partes: A. Sala de oración; B. Patio oriental; C. Balcón del sur; D. Cuarto apoyado contra el ángulo noroeste de la sala de oración.
La sala de oración, cuya fachada mira hacia Jerusalén, es de planta rectangular y mide, por dentro, 23 m de longitud de norte a sur por 17,28 m de este a oeste. Un estilóbato en forma de U separa la gran nave central de las alas este, oeste y norte. Hay dos hileras de asientos de piedra adosados a las paredes periféricas de las alas este y oeste, mientras que carecen de asientos las paredes del ala norte. El interior de las paredes de la sala de oración estaba decorado con revoque de color y estucos . La cabecera de la sala de oración, hacia la cual miraba la asamblea, se hallaba en el interior de la pared sur de la nave central, en dirección a Jerusalén.
Los rollos de la Ley, que se iban leyendo durante las reuniones religiosas, se guardaban permanentemente en este lado sur de la nave central. En la fase primitiva de construcción de la sinagoga, a ambos lados de la entrada principal se alzó un edículo del que sólo se ha conservado la plataforma cuadrada (2,90 m). Templetes de este género han sido encontrados también en otras sinagogas, como en Sardes de Asia Menor, en Nabratein, Beth Shearim, Gush Halav. En una segunda etapa, los dos edículos fueron suprimidos; los sustituyó una estructura más elegante que, por el flanco sur, ocupaba toda la anchura de la nave central.

La interpretación de la sala D, contigua al ángulo noroeste de la sala de oración, es más bien divergente. Esta estancia añadida, hecha en su totalidad de bloques de basalto, corresponde con certeza al período inicial de la sinagoga blanca. Comunicaba con la sala de oración a través de una puertecita aún in situ. Los expertos sugerían en otro tiempo que la sala aneja pudo servir de cobijo al Arca Santa, que desde aquí sería transportada hacia el lado sur de la nave central mientras duraba el servicio religioso. Esta interpretación no parece ya sostenible tras el hallazgo de las dos tribunas simétricas a ambos lados de la entrada principal.

Las dos escalinatas externas, parcialmente conservadas contra las paredes de la sala aneja, se suelen interpretar como vía de acceso a una galería superior reservada a las mujeres. No obstante, la existencia de tal matroneo sigue como cuestión pendiente, que podrá tal vez hallar solución después de un análisis completo de todos los elementos arquitectónicos de la sinagoga.

Lo largo del lado sur de la sala de oración y del patio, se extendía el balcón (C), que terminaba en escalinata por el este y por el oeste. Una tercera escalinata ha aparecido junto al ángulo nor-oeste del patio. Las recientes excavaciones permiten esbozar la larga historia de la sinagoga blanca:
1. La fecha inicial de la sala de oración (A) y del cuartito adosado (D) se ha fijado hacia finales del siglo cuarto d.C. 2. El patio oriental (B) fue añadido más tarde y se concluyó después de la mitad del siglo quinto; en la misma época fue reestructurado el balcón (C). 3. La sinagoga estuvo destinada al culto durante todo el período bizantino, al menos hasta el siglo séptimo. 4. En la época medieval, se reutilizaron muchas piedras de la sinagoga en viviendas privadas y sirvieron incluso para hacer cal.



En cuanto a la fecha inicial de la sinagoga blanca, tanto Wilson como Orfali sostenían que sus restos eran los de la célebre sinagoga del siglo primero, construida por el centurión romano (Le 7,5). Otros doctos seguían más bien la teoría de Watzinger y databan la sinagoga blanca entre fines del siglo segundo y comienzos del tercero d.C. Todas estas teorías, basadas en consideraciones de orden estilístico e histórico, no nos parecen ya sostenibles. En efecto, los datos arqueológicos aconsejan una datación no anterior a la mitad del siglo cuarto. Estas conclusiones revolucionarias, que no todos aceptan, se fundan en el hallazgo de más de 30.000 monedas romanas de fecha tardía y en el estudio de la cerámica procedente de diversos contextos estratigráficos.