LA ISLA SAGRADA: LAS CASAS PARTICULARES

Las casas particulares de la isla sagrada siguen fielmente el modelo de viviendas privadas que se ha comprobado en los otros barrios de la población. La tradicional casa de Pedro (sala n. 1) era casi cuadrada. La pared del oeste, conservada aún hasta más de un metro de altura, mide 8,35 m de longitud.



La estancia sólo tenía una puerta, parcialmente conservada en el lado norte, junto al ángulo noroeste; comunicaba con un gran patio a ciclo abierto, en forma de L, que abarcaba un espacio de cerca de 84 metros cuadrados. Como dicho patio, provisto de una escalinata y de un hogar de tierra refractaria, comunicaba no sólo con la tradicional casa de San Pedro sino también con otras estancias techadas, se puede pensar que compartían el uso del patio más de una familia.

Al este, una puerta, con umbral bien conservado, comunicaba el patio con la calle principal que bordeaba la casa de San Pedro. Había un espacio libre entre la amplia calle y la puerta del patio. Las excavaciones han rastreado otras estructuras murales en la parte sur de la misma isla. También ahí los patios al aire libre constituían el punto central de algunas pequeñas estancias techadas. No existen más viviendas entre la isla sagrada y la orilla del lago, que en tiempo de Jesús estaba mucho más cerca de la tradicional casa de Pedro.

La isla sagrada pertenece al núcleo primitivo de finales de la época helenística. El largo periodo de población ininterrumpida está atestiguado por una sucesión de al menos tres pavimentos de piedra superpuestos. En una casa se han hallado indicios claros de cuatro pavimentos superpuestos a lo largo de la  pared occidental de la estancia n. 1. El pavimento más antiguo, con vestigios de un hogar, estaba asociado a restos helenísticos. El pavimento del siglo primero es el segundo por abajo.

Incluso en el interior de la sala venerada (n. 1) se han abierto varias zanjas y es evidente que los estratos  más antiguos pertenecen a la fase final del período helenístico. Desde el siglo primero a.C. hasta finales del primero de la era cristiana, los estratos de población estaban formados por capas horizontales de tierra batida, que contenían cerámica casera: ánforas, ollas, sartenes, escudillas, lámparas.

Encima de estos estratos más antiguos, se observa una profunda innovación. En efecto, en el lado noroeste de la estancia, en una superficie de cerca de 12 metros cuadrados se conservaba un pavimento de al menos seis capas sobrepuestas de cal blanca. La única prueba arqueológica de población se reducía a un discreto número de fragmentillos de lucernas herodianas, abando nadas sobre los pavimentos de yeso. Había otras lámparas herodianas escondidas por las paredes interiores. Por su forma, estas lámparas se remontan a la segunda mitad del siglo primero de la era cristiana y con certeza no más tarde del inicio del siglo segundo.

Finalmente, en este contexto se han hallado algunos trozos de revoque pintado, que sin duda proceden  de las paredes. Los superpuestos pavimentos de cal se conservaban meticulosamente limpios, en contraste con  los estratos anteriores. Se eclipsaba en ellos la cerámica de uso doméstico. Es preciso subrayar que, si bien las excavaciones se han extendido ya a una buena parte de la antigua población, éste es el único ejemplo hasta  ahora, en Cafarnaún, de una vivienda con pavimentos de yeso y con las paredes enlucidas. Apoyados en estos  datos, sostenemos que la sala n. 1, ya a finales del siglo primero de la era cristiana, estaba, destinada a lugar de  reuniones. Nuestros lectores comprenderán mejor el carácter religioso y cristiano de estas reuniones a la luz de  los estratos superiores de la misma estancia.