Vida  Fray Alfonso María de la  Cruz Sardinas Zavala, fundador de La Congregación de Religiosas Franciscanas de la Inmaculada Concepción

 Fray Alfonso María de la Cruz Sardinas Zavala, nació en Huánuco-Perú el día 30 de Mayo de 1842, en el seno de una familia cristiana.

Sus padres, Don Manuel Sardinas y Doña Manuela Zavala, iluminados por la fe, lo bautizaron el 1° de Junio de 1842, con el nombre de Fernando.

Perdió a sus padres a tierna edad, y el niño creció bajo el cuidado de su tío Don Isidro Soler.

A los 15 años decidió ingresar al Convento de los Padres Franciscanos de Ocopa, atraído por la vida austera y sencilla de los misioneros franciscanos.

Después de concluir sus estudios religiosos y eclesiásticos realizó su Profesión Religiosa el 18 de Diciembre de 1862 y el 3 de Marzo 1867 recibió la Ordenación Sacerdotal, consagrando toda su vida al servicio de Dios.

El 15 de Febrero 1875, fue trasladado a Lima y nombrado Vicario, Bibliotecario y Escritor.

Se distinguió por su dedicación al confesionario, a la oración y a la misión apostólica. De preferencia consagraba sus desvelos a la gente desvalida. Extendió su labor misional a los pueblos de Huancayo, Lima, Ica, Ayacucho, Huancavelica y Huánuco, evangelizando con su elocuente y fervorosa palabra y con su vida austera, humilde y fraterna.

Fue Director Espiritual del Clero de Lima y Visitador de Comunidades religiosas por encargo de la Delegación Apostólica del Perú.

El 06 de Diciembre de 1883 fundó la Congregación de Religiosas Franciscanas de la Inmaculada Concepción, dedicada a la educación y obras de caridad, por inspiración divina recibida en las misiones franciscanas del pueblo de Sayán, cuando fue curado de una grave enfermedad por intercesión de María Inmaculada. Las cofundadoras fueron la Madre Clara Alvarez Salas y la Madre Rebeca Valdivia Paredes, primeras religiosas de la naciente Congregación.

El 12 de Agosto 1890 fue nombrado Obispo de Huánuco por su Santidad León XIII. El 11 de Enero 1891 recibió la consagración episcopal por su Excelencia Monseñor Manuel Antonio Bandini en la Catedral de Lima y tomó posesión de su Diócesis el 21 de Febrero 1891.

Como Obispo fue Padre, Pastor y amigo de todos, especialmente de sus sacerdotes, para quienes tenía el corazón tierno como el de una madre.

Realizó las Visitas Pastorales, como verdadero apóstol de Cristo, llevando el mensaje de salvación hasta los pueblos más lejanos de su Diócesis, que abarcaba los Departamento de Junín, Cerro de Pasco, y Huánuco.

Restauró y Construyó el Seminario y Templos de su Diócesis, adquirió numerosas fincas urbanas para sostener el Seminario y las obras de caridad.

Fundó colegios en Jauja, Huancayo, Cerro de Pasco y Huánuco.

Como buen hijo de San Francisco de Asís fue humilde hasta el extremo, su noble espíritu jamás dió cabida a la vanidad y soberbia, vestía pobremente, nunca dejó su zurcido sayal de jerga, fue frugal en su mesa, caritativo con los pobres a quienes dio muchas veces su propio alimento.

Hombre de oración y penitencia, vivió en la mayor pobreza. Sufrió con admirable paciencia los dolores de una llaga incurable en la pierna. Sobrellevó muchos obstáculos con serenidad y fortaleza, propios de un santo.

Ya inutilizado se hacía llevar en un cochecito a la Iglesia para visitar al Santísimo Sacramento, donde pasaba largas horas en oración y contemplación.

Se disciplinaba hasta derramar sangre. Antes de morir, hizo preparar su lecho en el pavimento para mortificación de su cuerpo y se entregó como oblación perfecta a la voluntad divina.

Murió en olor de santidad el 26 de Junio de 1902 en la ciudad de Huánuco, a los 60 años de edad.

Por su vida virtuosa y ejemplar, el 5 de Julio de 1964, Monseñor Ignacio Arbulú Pineda, Obispo de Huánuco, inició la Causa del Proceso de canonización de Monseñor Sardinas. Su tumba es muy visitada en la Catedral de Huánuco, se le tiene por santo y se le atribuye muchas gracias obtenidas por su intercesión.