Oraciones y consideraciones para
mi vida.
La oración del hombre a Dios
refleja mucho de su vida, al tratar a las personas conocemos parte de su
vida, pero no toda su vida, sólo Dios conoce el interior del hombre,
así que voy a ir escribiendo "del cuadernillo lila" escritos sueltos,
desordenados, pero que reflejan un modo de querer vivir. Son frases cortas
y otras más largas, unas propias y otras leídas u oídas.
Pero por favor, de poco sirven
si sólo las lees, están escritas para que hagas oración.
Díselas al Señor despacio, y no leas todas seguidas, hazlo
poco a poco. Seguro que alguna te servirá, a María sí
que le sirvieron.
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En la Vida de Cristo está nuestra
vida.
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Señor, nada quiero reservarme,
todo es tuyo.
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Hay que convertir todo lo que se hace
en oración.
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Siempre fieles, siempre alegres, con
alma y con calma.
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Se avanza a lo largo del día
a golpe de contrición y de acciones de gracias.
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Hay que entregar la vida y así
recibir luego la Vida.
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Me dijeron, estás perdiendo el
tiempo, esperaba al autobús. No pierdo el tiempo, rezo, nadie pierde
el tiempo si está rezando y además, en ocasiones, puede ser
el mejor aprovechamiento del tiempo.
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La felicidad consiste en administrar
bien los dones que Dios nos ha dado y nos sigue dando.
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Bajo tu protección nos acogemos,
Santa Madre de Dios, no desoigas nuestras súplicas en las
necesidades que te presentamos, antes bien líbranos de todos los
peligros, Virgen gloriosa y bendita.
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El cristiano que conoce la resurrección
de Cristo da fe de ella porque vive resucitado y resucitando.
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La meta es única. Los caminos
muchos, pero hay que elegir uno. Caminemos, comparamos con el elegido,
rectificamos el rumbo y así toda nuestra vida. En ocasiones habrá
que cambiar de camino, pero nunca la meta. Porque la meta es única,
la meta está en el cielo.
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Nadie es tan dichoso como un verdadero
cristiano (Pascal).
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Muchas veces he oído o leído
que, hay que amar la voluntad de Dios, que hay que estar desprendida de
los bienes materiales, que nuestra vida es para Dios, que hay que amar
al prójimo como Cristo nos amó, que hay que cargar con su
cruz, que no debo esperar cariños humanos, que hay que aceptar la
muerte cuando Dios quiera, y otras cosas parecidas. Pero pocas de estas
cosas se entienden si no he tomado previamente la decisión firme
e incondicional de la entrega, además es entonces cuando he comenzado
a vislumbrar la felicidad, que es sinónimo de santidad, aunque esta
palabra esté algo desgastada en nuestro tiempo.
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El cuerpo de Nustro Señor Jesucristo,
perdone mis pecados, me haga fuerte en mis debilidades y me guarde para
la vida eterna, amén.
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De la vida interior, es uno de los sitios,
de donde se saca la fortaleza para actuar.
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Haz que viva de Ti, Señor.
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Alma calma, y todo para la gloria de
Dios.
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Estoy esperando ver qué dice
Dios.
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No dejes, Señor, que te abandone,
yo sé que tú no me dejas, y si yo no te dejo, tu sangre
a través de la comunión diaria se mezcla en mis venas y me
fortaleces. ¿Por qué me quejo entonces? ¿Por qué
la intranquilidad? Se que habrá momentos o temporadas en los que
estaré más fría, como el sarmiento en invierno, pero
si está unido a la vid, que es Cristo, pasará y llegará
la primavera. "Yo soy la vid verdadera,... (Jn. 15) Permaneced en mí,
y yo en vosotros. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos... Si permanecéis
en mí, y mis palabras permanecieren en vosotros, cuanto quisiereis
pedidlo, y lo obtendréis".
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El quicio de mi santidad es el estudio,
luego lo será el trabajo.
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Renueva tu alegría santa porque
frente al hombre que se desintegra sin Cristo, se alza el hombre que ha
resucitado con Él (Beato Josemaría).
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Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar y y gozar las promesas de nuestro Señor
Jesucristo. Amén.
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Mi arma es la oración.
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Si Dios está con nosotros. ¿Quién
contra nosotros?
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La castidad la tenemos que vivir todos:
solteros, casados, homosexuales, ...
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Hay que ser para las necesidades
del alma "como fichas mentales" para que surjan espontáneas
en las necesidades de nuestra vida, y resolvamos los problemas que se nos
plantean.
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La oración diaria facilitará
el retorno a Dios tras el pecado.
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En cuantas más cosas materiales
pongamos ilusiones, menos unidos estaremos a Jesucristo.
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Pasión de Cristo, confórtame.
No permitas que me aparte de Ti. De mis enemigos defiéndeme.
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¿Cómo tener las naves
quemadas?
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Quiero hacer todo con oración,
mortificación, orden y alegría.
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Miremos mucho a la Cruz.
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La Eucaristía es más bien,
para los fuertes y santos que para los flojos y enfermos.
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Santa Teresa decía -¿Qué
hospedaje le damos al señor cuando comulgamos? El hará de
nosotros según le tratemos. El el mejor momento para negociar.
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Señora, que vea.
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Es importante que tenga en cuenta que,
las gracias que Dios da a cada persona para que entienda, son distintas,
dependen entre otras cosas del lugar en que se encuentra en ese camino
de la vida interior.
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No quiero bajar el listón de
la vida interior, es más, quiero subirlo, aunque se de poco en poco.
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El cristiano es la única criatura
alegre, porque su fe jamás lo decepciona (Paul Claudel).
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Imaginación y memoria, siempre
sujetas.
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Cada día ver su propio fin.
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Para tratar más al Espíritu
Santo me fijaré más en sus siete dones.
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Los discípulos estaban casi ocultos
en el cenáculo después de la ascensión por miedo a
los judíos. Pero con la venida del Espíritu Santo, entre
otros dones, qué fortaleza recibieron para actuar y sufrir lo necesario
por Jesucristo. ¿Actúo yo así? Debo aprender a ser
valiente. Se lo pediré al Espíritu Santo con fe.
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El trabajo es servicio.
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Bendita sea tu pureza y eternamente
lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A tí,
celestial Princesa, Virgen Sagrada, María, yo te ofrezco en este
día, alma, vida y corazón. Mírame con compasión,
no me dejes, Madre mía.
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¿En qué o en quién
pienso, cuando no pienso en Dios, o en los demás por Dios?
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Tengo que estar preparado para la vida
y para la muerte, y también para la Vida (en Dios, los santos y
tantos seres queridos).
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Cristo está pasando continuamente
a nuestro lado, sería una pena que nosotros fuéramos los
últimos en enterarnos (Beato Josemaría).
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La oración es el cimiento de
nuestro edificio espiritual.
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Gloria al Padre que me creó y
me mantiene en el ser. Gloria al Hijo que me redimió y me dio ejemplo
de vida. Gloria al Espíritu Santo que me santifica y me mantiene
en el conocimiento de Jesucristo. Gloria a Santa María, mi Madre,
Consoladora de los afligidos, Auxilio de los cristianos, puerta del Cielo
y gloria de San José, mi padre y señor, maestro de vida interior,
protector de las familias maestro de la buena muerte.
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Cristo es nuestro camino, ¿ conozco
su vida?, ¿la medito?, ¿la estudio?
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Decir basta a la vida interior es como
morir a la gracia.
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Jesús es nuestro modelo y el
Espíritu Santo nuestro modelador.
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Para seguir a Cristo hay que dejarlo
todo, como el ciego Bartimeo.
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Son buenas las afirmaciones explícitas,
de amar la vida recibida de Dios a través de nuestros padres.
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Madre del Amor Hermoso, cuida de nosotros.
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¡Oh, Señora mía!
¡Oh, Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a Vos; y en prueba
de mi filial afecto os consagro en este día: mis ojos, mis oídos,
mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy toda
vuestra, oh, Madre de bondad, guardadme y defendedme como cosa y posesión
vuestra.
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Si para aprender matemáticas
u otra asignatura nos dan tantas horas de clase, ¿cómo no
hacemos lo mismo para aprender a ser felices?
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Hay inquietudes producidas por situaciones
transitorias, es bueno entonces pensar en el después, fijarnos en
la idea que pronto pasará, esto disminuye nuestra inquietud e incluso
puede casi, hasta anularla. De todas formas siempre ofreciéndolo
por algo o por alguien, y siempre con Cristo en la Cruz, por nuestros pecados
y por los del mundo entero.
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El Señor es el camino para encontrar
la felicidad perdida.
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Estar pendiente de los demás.
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Mi alegría tiene que notarse.
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Tengo que vivir de acuerdo a una norma
interna que me es propia, si vivo según normas externas que me son
ajenas, no estoy bien. Es la diferencia entre ser educado y comportarse
educadamente.
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Corazón dulcísimo de María,
afiánzame en el camino.
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Jesús, José y María,
os doy el corazón y el alma mía. Jesús, José
y María, asistidme en mi última agonía. Jesús,
José y María, en Vos descanse en paz el alma mía.
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Sagrado Corazón de Jesús
en Vos confío.
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La lucha crea un hábito bueno,
una virtud, si no hay lucha también se crea un hábito, pero
en este caso es un hábito malo, un defecto.
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Madre, Madre mía.
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Arcángel san Miguel, defendednos
en la lucha, sed nuestro amparo contra las perversidades y asechanzas del
enemigo. Reprímale Dios pedimos suplicantes. Y vos Príncipe
de la milicia celestial lanzad al infierno con el divino poder a Satanás
y a todos los malignos espíritus que van por el mundo perdiendo
las almas. Amén.
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Yo sola no puedo, pero con Ella, sí.
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El primer libro de religión para
los niños, -además el mejor- son sus padres. Que no
se me olvide nunca.
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San Agustín empezó tarde,
pero corrió mucho después.
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¿Rectifico la intención
cuando me equivoco?
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Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh buen Jesús! óyeme. Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de ti. Del maligno enemigo, defiéndeme.
En la hora de la muerte, llámame. Y mándame ir a ti, que
con tus santos te alabe. Por los siglos de los siglos. Amén (San
Ignacio).
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Tomad, Señor, y recibid mi libertad,
mi memoria, mi entendimiento, toda mi voluntad; todo mi haber y poseer.
Vos me los disteis; a Vos, Señor, lo torno; todo es vuestro, disponed
según vuestra voluntad. Dadme vuestro amor y gracia, que esto me
basta (San Ignacio).
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Yo, y todos, somos cristianos gracias
a Ella.
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Me ha venido bien esquematizar la misa,
para evitar las distracciones, para estar más pendiente de las palabras
que dice el sacerdote y de lo que tengo que contestar yo. Trato de decirle
al Señor, en mi interior, lo que le dice el sacerdote.
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La madurez se alcanza cuando iluminados
por la razón y la fe, discernimos entre lo esencial y lo accesorio.
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¿Inquietud? ¿Tristeza?
Si soy hija de Dios. ¿He acudido a la Virgen?
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Hay gente que, va detrás de las
cosas porque cree le dan la felicidad, va corriendo y corriendo tras ellas,
hasta que consiguiéndolas se da cuenta de que tampoco es feliz.
Sólo Dios es capaz de colmar el ansia de felicidad que encierra
el corazón del hombre.
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Cristo es el ancla de nuestra salvación.
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Las virtudes naturales se aumentan con
el ejercicio, pidamos las sobrenaturales.
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Cada uno es guardián de su propia
alma.
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El camino del cielo es el camino de
Cristo, sigámosle, su vida fue de oración, sacrificio, trabajo
silencioso, entrega a los demás, también compartía
situaciones entrañables como en Betania. Daba doctrina, dirigía
las almas y velaba por la unidad.
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Al entrar en casa o recibir a alguien,
debo dejar aparte mis preocupaciones.
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Jesucristo debe ser el centro y el fin
de mi vida.
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Cada día lo debo vivir como único.
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Ven Espíritu Santo, guarda los
corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.
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Debo buscar la presencia de Dios en
todo momento.
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Más oración y más
mortificación.
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Angel de la Guarda, dulce compañía,
no me desampares ni de noche ni de día. Si me desamparas que será
de mí, Ángel de la Guarda ruega a Dios por mí.
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¿Inquietud? Podrá existir
una razón fisiológica y tendrá su medicina adecuada,
pero antes tendré que examinarme de: ¿Qué estoy haciendo
mal? ¿ No será que he bajado la guardia? ¿No será
que he descuidado algo? ¿Me he retrasado sin motivo justificado
en temas familiares, de trabajo, etc.? ¿No será que rezo
menos? ¿No será que no me preocupo de los temas de Dios?
Solución: rectificar o descanso y medicamentos. Ofrecer esta inquietud.
¿Dolor? Acompañar a Cristo en la Cruz y ofrecer por lo que
Dios tenga previsto como más oportuno.
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Dios mío, que no deje cada día,
ni cada momento de ofrecerte; todo lo que tengo material, nada es
mío, todo me lo has dado tú, Señor, soy un administrador
que deberá dar cuenta de los bienes recibidos, son para ti, para
tu gloria, quiero estar desprendido de verdad, ayúdame. Te ofrezco
también todo lo que soy, pero si lo bueno que pueda tener, lo he
recibido de ti, y es lo malo que tengo lo que yo he acumulado con mi pecado:
¿De qué entonces tanta soberbia? No debo esperar nada
de las personas, nada merezco, si me dan, agradecida estaré. En
una palabra toda mi vida es para ti.
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Acepto y amaré desde este momento
todo tipo de dolor físico que tenga, también cualquier dolor
moral, y la muerte que tengas prevista para mi, cuando quieras, como quieras,
donde quieras, quiero estar preparada para ello, estaré preparada
con tu gracia para ese momento, pero te pido que tu Madre, y Madre
mía, me coja de la mano y me arrastre al cielo. Allí la gloria
para siempre.
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Hasta que me llegue la hora de la muerte,
quiero quererte más y que los demás te quieran más,
dame luz y fortaleza para tener más fe, que me sienta hija tuya
de verdad, sé que lo soy, pero no vivo como tal, ayúdame.
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Quiero acepar en todo tu voluntad; Hágase,
cúmplase, sea alabada y eternamente exaltada la justísima
y amabilísima voluntad de Dios, sobre todas las cosas. Amén.
Amén. Quiero lo que quieras, quiero porque quieres, quiero como
quieras, quiero cuanto quieras (Beato Josemaría).
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Ayúdame a ser más rezadora,
a ser más alegre, a ser más mortificada, y siempre sujeta
a tu Cruz, Señor.
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En cada momento quiero ver almas, a
cada alma en particular, pues tu estas en ellas. Que el Espíritu
Santo, dulce huésped del alma, me haga ver a Cristo en los que me
rodean y les hable de lo que mi corazón rebosa, que no es otro que
tu amor.
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Muchas veces me cuesta sonreír,
por eso aconsejo que un día a la semana, es mejor concretar cual,
trate de no perder la sonrisa en ningún momento con la gente. Ofreceré
este sacrificio por el Papa.
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Muchas veces deberé repetir machaconamente,
para memorizar, todo lo que mi alma necesita aprender, esta es una clave
para mejorar en la lucha ascética, he puesto "clave" con minúscula,
para diferenciarla de la "Clave" con mayúscula que es Dios, y de
la gracia que nos llega a través de María.
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He oído hablar del minuto heroico,
como ese momento del día en el que suena el despertador, bueno,
creo que para mí es segundo heroico, es mi propósito levantarme
sin ningún miramiento. Pero este minuto heroico se prolonga a lo
largo del día numerosas veces, cuando me encuentro ante el deber
que deberé cumplir.
-
Me confieso con frecuencia, pero deberé
esforzarme en amar más la confesión.
-
Acordaos, ¡oh piadosísima
Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno
de los que han acudido a vuestra protección, e implorado vuestro
socorro, haya sido desamparado de Vos. Yo pecador animado de tal confianza,
acudo a Vos, oh Madre de las Vírgenes, delante de Vos me presento,
no queráis, oh Madre del Verbo, despreciar mis palabras, antes bien,
oírlas, bendecirlas y cumplirlas. Amén.
-
Buscar, encontrar, tratar y amar a Jesucristo.
Un programa para toda la vida.
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Dios te salve María, hija de
Dios Padre, Dios te salve María, Madre de Dios Hijo, Dios te salve
María, esposa de Dios Espíritu Santo.