Sobre el aborto criminal.        Entra mientras lees en  para oir a Luis Alfredo, letra de Teresa de Calcuta

He utilizado el nombre de aborto-criminal, para diferenciarlo del aborto natural. Creo que es el mayor mal que el hombre de nuetra época comete. Pienso que no es difícil darse cuenta de ello, pero a pesar de ello, quiero razonar el tema.

El tema no es nuevo, ya en el siglo I de nuestra época se lee: "...no matarás al hijo en el seno ni quitarás la vida al recién nacido (Didajé II,2)".

Hay muchas expresiones que utilizan los abortistas para enmascarar el tema, que la mujer tiene derecho a realizar con su cuerpo lo que quiere, que lo que se suprime no es una vida humana, etc. Voy a indicar  la opinión de dos personalidades de nuestra época: la del Profesor Lejeune y la del Doctor Nathanson.
 
El profesor Jerome Lejeune, obtuvo en 1964 la cátedra de Genética Fundamental de la Universidad de París, cuatro años más tarde asume el cargo de director ejecutivo del Institut de Progénese, y dos años después es nombrado decano de la UER. Miembro de la Academia de Ciencias Morales y Políticas de París, de la Real Sociedad de Medicina de Londres, de la Academia Norteamericana de Artes y Ciencias de Boston y ha ocupado importantes funciones internacionales en la Organización Mundial de la Salud. Se le ha concedido el Premio Jean Toy, la medalla de oro de la Investigación Científica, el premio Kennedy y el Premio Científico Ciudad de París. Y más premios que se suceden en larga cadena...
Las afirmaciones que hace al respecto son entre otras las siguientes:
Abortar es matar.., aunque el cadaver sea muy pequeño.
La vida humana empieza desde el primer momento de la concepción
En la primera célula están todas las cualidades genéticas.
A los siete días, mide milímetro y medio y emite un mensaje químico que fuerza a la madre a conservarlo.
A los veinte días, mide como un grano de trigo y su corazón empieza a palpitar.
A los dos meses, ya tiene las lineas de la mano trazadas y las huellas digitales.
Cuando se admite el derecho de matar a un ser humano muy pequeño, no se para uno porque tenga un centímetro más o tres o cincuenta... ¿por qué no?...
Si se admite el derecho de matar a los niños, se ha admitido el derecho de matar a cualquier ser humano en determinadas condiciones.
Existe una especie de campaña psicológica que muestra al niño como a un enemigo como una carga, como a una dificultad en la vida. ¡Es mentira! ¡El niño es la única esperanza de la vida!

 
El doctor Bernard Nathanson, antes llamado "Rey del aborto", estudió Medicina en la Universidad de McGill (Canadá). En 1969 fue cofundador de la Asociación Nacional para la Revocación de las leyes contra el Aborto, rebautizada posteriormente como Liga Nacional para la Acción por el derecho al Aborto. Fue Director del centro de Salud Reproductiva y Sexual, entonces la mayor clínica abortista del mundo. 
De su autobiografía detallo las siguientes afirmacione suyas:
 
He dirigido personalmente 75.000 abortos.

He trabajado con ahínco para conseguir el aborto legal, asequible y a la carta.

He realizado el aborto de mi propio hijo.

Al abandonar el mundo satánico del aborto me converti en médico provida.

Cuanta como empezó su proceso de cambio.
Eran los ultrasonidos, que abrían por primera vez una ventana al vientre.
Por primera vez, empecé a pensar sobre lo que verdaderamente habíamos estado haciendo en la clínica.
Los ultrasonidos nos introdujeron en un mundo nuevo. Por primera vez, podíamos ver de verdad el feto humano, medirlo, examinarlo, mirarlo, y desde luego crear un vínculo con él y quererlo.
Fue después cuando pude afirmar categoricamente que el feto era vida.
Ya no me quedaban duda que la vida humana existe en el vientre desde el comienzo del embarazo.
En 1979 realice el último aborto de mi vida, había llegado a la conclusión de que no había razón alguna para abortar. No tengo remilgos en emplear esta palabra: el aborto es un crimen.

Estamos ya en el siglo XXI, hay datos escalofriantes como los que siguen:

La cifra de abortos practicados en el siglo XX supera al número de víctimas de todas las guerras, que actualmente se realizan en el mundo más de 60 millones de abortos quirúrgicos provocados cada año según datos de la ONU (sin incluir los provocados por píldoras o por el DICE) y que el número anual equivale a 10 holocaustos como el de los judíos durante la dominación nazi.

Pablo López, profesor de Filosofía de la Universidad de Sevilla, añadió a los datos de la ONU otra realmente impactante: desde la década de los 70, cuando el aborto empezaba a ser despenalizado en todo el mundo, el número acumulado de abortos es de 2.000 millones.
 

Pero quiero poner un poco de esperanza, en un tema tan triste como el que nos ocupa, vemos tres niños,
Miguel, María (hermanos) con su primo  Mateo, en apariencia iguales, pero los dos primeros, nacieron con la misma edad de otros niños abortados en el mundo.

El modo en que se ganará la guerra del aborto, es a través del cambio que Jesús hará en los corazones de los hombres y de  las mujeres del mundo. Sean o no creyentes, pues Dios habla siempre en  el corazón y en la mente de la humanidad.

Pero Miguel y María, cuarto y quinto hijo, de Eduardo y Ana, ya tiene otro hemanito, Manuel se llama, ha nacido con cinco meses y pico, pesa un kilo, pero con la ayuda de los hombres y de la de Dios, seguirá hasta donde Él quiera o consienta. Pongo un detalle, en memoria de Manuel, que nació en noviembre de 2003.
En la incubadora, Huelva, España.                               Cuidándolo con el máximo esmero.               Una vida desde el principio

No me resisto a recoger algunas frases de Juan Pablo II, sobre el tema:
"Quien negara la defensa a la persona humana más inocente y débil, a la persona humana ya concebida y no nacida, cometería una gravísima violación del orden moral. Nunca se puede legitimar la muerte de un inocente. Se minaría el mismo fundamentop de la sociedad.
¿Que sentido tendría hablar de la dignidad del hombre, de sus derechos fundamentales, si no se protege a un inocente, o se llega incluso a facilitar los medios o servicios, privados o públicos, para destruir vidas humanas inocentes? (Madrid, 2-11-82.)"

"Por eso os digo a todos que tengáis un absoluto respeto a la sacralidad de la vida humana ya desde el primer momento de su concepción. El aborto, (...), es un crimen abominable. Atacar una vida que todavía no ha visto la luz en cualquier momento de su concepción es minar la totalidad del orden moral, auténtico guardián del bienestar humano. La defensa de la absoluta inviolabilidad de la vida todavía no nacida forma parte de la defensa de los derechos y de la dignbidad humana. (Limerick, 1-10-79)."

"Cuando el carácter sagrado de la vida antes del nacimiento sea atacado, nosotros reaccionaremos para proclamar que nadie tiene jamás el derecho de destruir la vida antes del nacimiento. (Washington, 7-X-79)"

"Por esto es necesaria la afirmación explícita de la vida humana desde el primer instante de la concepción bajo el corazón de la madre; (...). Si se la destruye en el seno de la madre, será difícil defenderla después en tantos campos y ámbitos de la vida de la conciencia humana. Efectivamente, ¿cómo es posible hablar de derechos humanos cuando se viola este deracho promigenio? Muchos disertan sobre la dignidad del hombre, pero no vacilan, después, en conculcar al ser humano, cuando éste se asoma, débil e indefenso, a los humbrales de la vida. ¿No hay una contadición en todo esto? No debemos cesar de afirmarlo: el derecho a la vida es el derecho fundamental del ser humano, un derecho de la persona, que obliga desde el principio, (Siena, 14-IX-80).""

"Eliminar una vida que aún está por nacer, no es un medio legítimo de planificación familiar. El primer derecho del hombre es el derecho a la vida. Hemos de defender este dercho y este valor. De lo contrario, toda lógica de la fe en el hombre, se tambaleará y se vendrá abajo. (Colonia, 15-XI-80)."

Hay al respecto,  unas recomendaciones a los Gobiernos de las Naciones, muy interesantes, indico algunas:
"El cuidado de la vida y la felicidad humanas, y no su destrucción, es el objetivo recto y el único legítimo del buen gobierno. (Thomas Jefferson).

"La legislación debe ser no un mero realce de lo que sucede, sino un modelo y un estímulo para lo que debe realizarse. (...), el acierto de una legislación se demiestra máximamnete allí donde se asumen las defensas más enérgicas de los miembros más débiles e indefensos, a partir del primer instante de la vida. ( Juan Pablo II al l  Centro Femenido Italiano, 7-XII-79)."

El niño no nacido también es hombre; (...). No hay disposición humana que pueda legitimar una acción intrínsecamente inicua, ni mucho menos obligar a nadie a consentirla. La Ley, en efecto, recibe su valor vinculante de la función que ella -con fidelidad a la ley divina- desarrolla en servicio del bien común; y éste, a su vez, es tal en la medida en que promueve el bienestar de la persona. (Juan Pablo II, 21-I-80).

En ocasiones, se hacen razonamientos con la pretensión de justificar el aborto:
Algunos se preguntan si es un bien vivir o si sería mejor no haber nacido; dudan de si es lícito llamar a otros a la vida, los cuales quizá maldecirán su existencia en un mundo cruel, cuyos terrores no son ni siquiera previsibles.
Otros piensan que son los únicos destinatarios de las ventajas de la técnica y excluyen a los demás, de darles vida.
Otros, todavía cautivos como son de la mentalidad consumista y con la única preocupación de un continuo aumento de los bienes materiales, acaban por no comprende, y por consiguiente rechazar, la riqueza espiritual de una nueva vida. 
Hablan otros del derecho de la mujer a hacer con su cuerpo lo que quiera, o a justificar el crimen del aborto por causa de malformación o de violación.
Piénsese también, por ejemplo, en el pánico que representa para algunos, el incremento demográfico y su influencia sobre la calidad de vida.

La razón última de estas mentalidades es: La ausencia de Dios en el corazón del hombre. La falta de confianza en la providencia divina. No querer darse cuenta que la vida concebida en el seno materno, es una vida distinta de la de la madre. No querer ver la vida humana desde el primer momento de la concepción, para de esta manera justificar sus actuaciones. No molestarse en hacer una división para darse cuenta que si la población del mundo entero fuese a vivir a Estados Unidos, la densidad de población no sería mayor que la de Holanda, quedando el resto del mundo para producir alimentos. 

Amar siempre al niño y, con más razón al minusválido.
"El acto de fe en el hombre reside en el hecho de que sus padres le den la vida. La madre lo lleva en su seno y está dispuesta a sufrir todos los dolores del parto; (...).

Puede que este niño sea débil, inadaptado, incluso deficiente. Así sucede a veces. la maternidad es siempre dolor -el amor se paga con el sufrimiento- y sucede que ese amor debe ser todavía mayor que el mismo dolor del alumbramiento.

Es necesario hacer todo lo posible para que desde su momento inicial, desde su concepción, este ser humano sea querido, esperado, vivido como valor particular único e irrepetible. Debe sentirse importante, útil, valorado, incluso si está inváido o es minusváido; es más, por esto precisamente, más amado aún. (Juan Pablo II, 3-1-79)"

Quiero terminar con:
Los que piensan y afirman que éste es un problema privado y que, en tal caso, es necesario defender el dercho estrictamente personal a la decisión, no piensan y no dicen toda la verdad.
 
 
 

El problema de la responsabilidad por la vida concebida en el seno  de cada madre es problema eminentemente social. Y, al mismo tiempo, es problema de cada uno y de todos. Se halla en la base de la cultura moral y de toda sociedad. 
 
 

Si aceptásemos el derecho a quitar la vida al hombre aún no nacido, ¿lograremos defender después el derecho del hombre a la vida en todas las demás situaciones?  (Juan Pablo II, 5-IV-81)

Ernesto García Lechuga, desde  Sevilla, España.